Por Javier García Breva para CIC Construcción
La rehabilitación energética deber ser una oportunidad para desarrollar otras alternativas de eficiencia en los edificios existentes, como el autoconsumo con almacenamiento, el uso de renovables en calefacción y refrigeración, microrredes, agregadores, gestión de la demanda con aplicaciones y contadores inteligentes y la recarga de vehículos eléctricos. En este sentido, es imprescindible la trasposición de las nuevas directivas de renovables 2018/2001, edificios 2018/844 y del mercado interior de la electricidad 2019/944, porque establecen el desarrollo de los recursos energéticos distribuidos y de flexibilidad energética que se integran en el principal centro de consumo que son los edificios.
El principal objetivo de la Directiva (UE) 2018/844, de eficiencia energética de los edificios, y de la Recomendación (UE) 2019/786, sobre renovación de edificios, es movilizar la inversión privada para la rehabilitación del parque inmobiliario, transformando los edificios existentes en edificios de consumo de energía casi nulo, con una hoja de ruta para su descarbonización en 2050. Son los dos objetivos de las estrategias de rehabilitación que se apoyan en dos conceptos:

1. Energía primaria neta
La Directiva 2010/31/UE definió el “edificio de consumo de energía casi nulo” (EECN) como aquel que, habiendo alcanzado la más alta eficiencia energética, la poca energía que requiere la genera “in situ”, en el propio edificio o su entorno, con energías renovables (autoconsumo). El concepto de EECN refleja el hecho de que la energía renovable y las medidas de eficiencia energética van unidas para reducir la cantidad de energía suministrada neta.
La Recomendación (UE) 2016/1318, sobre los edificios de consumo de energía casi nulo (EECN), estableció que el cálculo de la eficiencia energética es determinar el consumo total de energía en “energía primaria neta”, que es la que resulta de restar al consumo de energía primaria, aquella parte que se cubre con fuentes renovables “in situ”.
Los valores de referencia aplicables en 2020, según la recomendación de la Comisión Europea sobre un uso de energía primaria entre 50 y 100 kWh/m2/año, serían para la zona mediterránea entre 0-15 kWh/m2/año de energía primaria neta en residencial y 20-30 kWh/m2/año en oficinas, y entre 20-40 kWh/m2/año de energía primaria neta en residencial y 40-55 kWh/m2/año para oficinas en la zona continental y de forma parecida en la zona oceánica. Estos valores indican que entre el 50% y 100% de la energía primaria que requiere el edificio se cubrirá con fuentes renovables “in situ”.
La Directiva (UE) 2018/844, de eficiencia energética de edificios ha ampliado el concepto de instalaciones técnicas del edificio, que deberán incluir las aplicaciones inteligentes para la gestión de la demanda con el control de consumidor e infraestructuras de recarga para el vehículo eléctrico, además del autoconsumo.
Las directivas de renovables y de eficiencia energética de edificios obligan a incluir estos conceptos en los códigos de construcción, licencias municipales y en la planificación del territorio. El objetivo es integrar las energías renovables en los edificios y el transporte y la generación distribuida para la electrificación de la demanda.
2. Rehabilitación profunda o importante
La Recomendación (UE) 2019/786, sobre las estrategias de rehabilitación a largo plazo, distingue entre la “rehabilitación ligera” si alcanza hasta el 30% de ahorro de energía primaria, “rehabilitación intermedia” con ahorros entre el 30% y el 60% y “rehabilitación profunda” o importante si los ahorros de energía primaria superan el 60%. Se insiste en impulsar las rehabilitaciones profundas por fases, con una hoja de ruta a veinte años por cada edificio, y en promover la movilidad eléctrica, las tecnologías inteligentes y su interoperabilidad para edificios conectados.
La Recomendación (UE) 2019/1019, sobre modernización de edificios, propone integrar la carga inteligente de vehículos eléctricos en viviendas y oficinas, donde las personas pasan más tiempo. Resulta más barata que la recarga en gasolineras o autovías, garantiza el “derecho a enchufar”, y aumenta la flexibilidad del sistema eléctrico.
Las barreras a la rehabilitación energética
La principal fórmula de financiación que establecen las directivas europeas para la rehabilitación energética son los contratos de rendimiento energético para recuperar la inversión en eficiencia energética a través de los ahorros de energía obtenidos. En la actualidad la tarifa eléctrica penaliza el ahorro de energía a través del término de potencia y el régimen fiscal. La factura de la luz no incentiva el ahorro.
La eficiencia energética se ha considerado antes como pérdida de ingresos del sistema eléctrico que como ventaja competitiva. Esta percepción se ha trasladado al sistema financiero que evalúa la eficiencia como riesgo y no como beneficio, a pesar de las ventajas de la Ley 8/2013 de rehabilitación que incrementan el valor de los inmuebles.
La regulación de la certificación energética de los edificios la ha convertido en un papel sin impacto o valor. La falta de rigor de la certificación energética impide que cumpla la función de medir el ahorro de energía y servir de apoyo a la evaluación financiera.
Los contadores inteligentes no cumplen con las funciones de eficiencia energética para beneficio del consumidor, tal como establece la Directiva (UE) 2019/944 del mercado eléctrico. El uso de los contadores inteligentes está concebido para reducir la demanda de energía a través del acceso de los consumidores al contador.
Electrificar y descarbonizar con generación distribuida
Es imprescindible la trasposición de las nuevas directivas de renovables 2018/2001, edificios 2018/844 y del mercado interior de la electricidad 2019/944, porque establecen el desarrollo de los recursos energéticos distribuidos y de flexibilidad energética que se integran en el principal centro de consumo que son los edificios (autoconsumo, almacenamiento, puntos de recarga, agregadores, contadores y aplicaciones inteligentes).
La estrategia de rehabilitación (ERESEE 2020) contempla una mínima integración de renovables generada en los propios edificios. Para 2050 pasarían en residencial del 18,1% al 18,4% y en terciario del 2,1% al 8,5%. Por el contrario, se sustituirían los combustibles fósiles por electricidad hasta el 81,6% en residencial y el 91,5% en terciario confiando en que la electricidad de la red sea de origen renovable. El 79% de renovables en el transporte será mayoritariamente con electricidad. Sin embargo, los objetivos de descarbonización y electrificación en los sectores difusos solo se podrán alcanzar con un modelo distribuido, convirtiendo cada centro de consumo en un centro de generación.
Rehabilitación, prioridad de la recuperación
La Comisión Europea presentó la “Ola de rehabilitación” (Renovation Wave) en el mes de octubre con el objetivo de crear estándares más exigentes de eficiencia y certificación energética de los edificios, incentivar la financiación privada, revisar las directivas europeas para elevar el uso de renovables en los edificios y desarrollar enfoques basados en el vecindario, comunidades locales de energía y la digitalización para desarrollar distritos de consumo cero de energía.
El Gobierno español presentó en octubre su “Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia 2021-2023”, que estructura el gasto de los primeros 72.000 millones de euros de los 140.000 que recibirá España del “Next Generation UE” para modernizar la economía y crear 800.000 empleos en tres años. Entre las políticas propuestas destaca la agenda urbana y rural que propone un despliegue masivo de puntos de recarga para el vehículo eléctrico y la rehabilitación de viviendas con aplicaciones inteligentes en los edificios, el despliegue de tejados solares y renovables distribuidas.
El presidente del Gobierno anunció la rehabilitación en tres años de 500.000 viviendas, 250.000 vehículos eléctricos y 100.000 puntos de recarga. La falta de concreción no aclara de qué tipo de rehabilitación se trata, quedándose lejos de la tasa de rehabilitación del 3% al año sobre un parque de más de 25 millones de viviendas, como pide Bruselas. Tampoco aclara qué modelo de recarga de vehículos eléctricos se quiere, si en vías y autovías o el que propone la Comisión Europea de carga inteligente donde la gente vive o trabaja, mucho más barato. La cifra del programa “masivo” de rehabilitación la dio el gobierno en el Spain Investors Day, celebrado el pasado mes de enero: 5.300 millones de euros. La renovación verde de los edificios creará 17.842 empleos en 2021 de los 200.000 que se crearán este año con los fondos europeos, cuando el potencial que declara el Consejo Superior de Arquitectos de España es de 400.000 puestos de trabajo.
Según el estudio publicado por la Fundación Naturgy sobre modelos de negocio para la rehabilitación de edificios, la tasa de rehabilitación en España no llega al 1% anual y debería multiplicarse por 25 para llegar al 3%. Deberían rehabilitarse cada año 750.000 viviendas desde las 30.000 actuales y el plan del gobierno llega solo a 160.000. El esfuerzo en rehabilitación repercute directamente en el desarrollo de la movilidad eléctrica pues determina la recarga en los edificios donde las personas viven o trabajan.
Reglamento (UE) 2021/241
Se acaba de publicar el Reglamento (UE) 2021/241, que establece el “Mecanismo de Recuperación y Resiliencia” (MRR). Guiará los planes de los gobiernos para recibir los recursos del Next Generation UE. Los planes de los gobiernos se evaluarán con arreglo a cuatro principios: pertinencia, eficacia, eficiencia y coherencia. Los planes han de ser verosímiles en cuanto al análisis coste-eficacia de las actuaciones y habrán de prevenir contra la corrupción y los conflictos de intereses. Las actuaciones de los gobiernos serán coherentes, lo que obliga a un enfoque de conjunto y no de compartimentos estancos.
La Comisión Europea ha definido la descarbonización del parque inmobiliario como la reducción de sus emisiones a cero a través de renovables y gestión de la demanda.
El concepto de descarbonización está incluido en los PNIEC, pero no se cita en el reglamento del MRR. Las dudas sobre la condicionalidad verde del MRR se trasladan a la ola de rehabilitación que puede quedar relegada económica y ambientalmente frente a los intereses de los grandes inversores y de los grandes proyectos de inversión, en detrimento de los pequeños proyectos y de la sostenibilidad de las inversiones.
¿Qué falta para lanzar una oleada de rehabilitación?
Para el éxito de cualquier estrategia de rehabilitación es imprescindible un cambio profundo del Código Técnico de la Edificación (CTE) y de la regulación eléctrica:
- El CTE lleva en España diez años de retraso sobre las directivas europeas y no ha traspuesto la directiva de 2018, por lo que la rehabilitación energética queda lejos de los estándares que exige la descarbonización de la edificación. El retraso de nuestros códigos de construcción se podría corregir incluyendo en las ordenanzas municipales y normas autonómicas los criterios de la directiva de edificios por ser competencias exclusivas.
- La rehabilitación energética exige cambiar la estructura del recibo de la luz para incentivar el ahorro de energía y la eficiencia energética, aumentando el peso de la energía consumida sobre la contratada. Los contadores inteligentes han de ser un instrumento de eficiencia energética al servicio del consumidor. Hay que replantear la gestión de la red eléctrica de baja y media tensión para impulsar las comunidades energéticas, el autoconsumo con almacenamiento, la movilidad eléctrica y la agregación de la demanda.
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