Skip to content

La COVID-19 acelera la transición hacia las energías renovables

Por Javier García Breva para SOLAR NEWS

En la crisis de la Covid-19 se han cometido errores por falta de comprensión de un problema global inédito que se ha pretendido gestionar como una crisis local. No se debe hacer lo mismo con las transformaciones que está provocando en el modelo energético. Tampoco se debe cometer el error de infravalorar cómo esta crisis afecta a la energía.

El sector energético ha contemplado en los últimos años cómo se han depreciado los activos del carbón, los del gas y las instalaciones nucleares. En 2020 esta tendencia se ha acelerado y se han añadido los activos del petróleo y del fracking. El sector energético convencional ha comenzado una transformación, impensable hace pocos años, para sustituir un mix inundado de combustibles fósiles por otro dominado por las energías renovables, por razones económicas.

energías renovables

Es el escenario perfecto para que los fondos de inversión continúen comprando y vendiendo activos. Afecta particularmente a las energías renovables, configurando un sector más preocupado por el valor de sus activos que por los objetivos climáticos o los consumidores. Esta es también una amenaza para la transición ecológica, porque si se vincula más a la economía especulativa que a la economía productiva, mantendrá los mismos problemas estructurales de costes, déficits y falta de competencia del modelo energético convencional.

La demanda es más importante que la oferta

La caída de la demanda de energía es el fenómeno más importante acaecido en 2020, solo comparable con el proporcional aumento de la participación de las renovables en el sistema eléctrico que, a su vez, ha provocado el abaratamiento del precio de la electricidad.

Lejos de ser efectos coyunturales, confirman lo que el mercado mayorista estaba detectando hace tiempo, que la mayor penetración de energías renovables reduce los precios de la energía, reduce las emisiones energéticas y la demanda.

Estamos ante comportamientos estructurales, es decir, la demanda energética nunca recuperará los niveles de la década anterior, seguirá descendiendo cada año, y el mix energético evolucionará del 80% de combustibles fósiles y 20% de renovables actual a un 50% por partes iguales, facilitando la electrificación de los edificios y el transporte con energías renovables.

En este escenario, los precios mayoristas pueden caer por debajo de los costes de las instalaciones renovables. La pérdida de rentabilidad afectará a las grandes instalaciones renovables conectadas a la red en un modelo de generación centralizada, pero no así a las renovables distribuidas, como instalaciones de autoconsumo, ni a los recursos energéticos distribuidos. No tendrán ese problema al estar vinculados a los centros de consumo y poder ajustar la oferta y demanda en tiempo real.

La gran cualidad de las renovables es que permiten la aproximación de la generación al consumo y eso garantiza la más alta eficiencia que permite reducir costes, inversiones y abaratar la energía para el consumidor.

La caída de la demanda eléctrica y gasista deja al descubierto una crisis del modelo energético convencional. No se pueden gestionar las energías renovables como se ha gestionado tradicionalmente la generación con combustibles fósiles. Ni se puede mantener la desproporción de 2019 por la que solamente el 7% de la nueva potencia renovable ha sido de autoconsumo y el 93% para renovables a gran escala. Hace falta mucha más energía renovable distribuida y menos a gran escala por razones económicas y ambientales.

Las renovables en los edificios y el vehículo eléctrico prioridades del Next Generation UE

El análisis de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sobre el impacto del coronavirus es que, a la vez que provoca la reducción de las emisiones, puede retrasar la inversión en energías renovables y en el vehículo eléctrico. Sin embargo, la AIE insiste en que la respuesta de los gobiernos al impacto económico de la pandemia no debe perder de vista el desafío de nuestro tiempo: la transición hacia la energía limpia.

El director de la AIE, Fatih Birol, considera que los paquetes de estímulo que los gobiernos están poniendo en marcha para afrontar la recesión provocada por el coronavirus deberían incluir la inversión en energías renovables. Para Fatih Birol, “tenemos una importante ventana de oportunidad” que tendría enormes beneficios para la transición energética. En este sentido, insta a los gobiernos a aprovechar la bajada del precio del petróleo para eliminar los subsidios a los combustibles fósiles, que podrían dirigirse al gasto sanitario y a financiar proyectos de renovables. A nivel mundial solo entre el 10% y el 30% de esos subsidios alcanzan los 370.000 millones de dólares anuales (Global Subsidies Iniciative).

Para la AIE, la caída de la demanda obliga a disponer de más recursos energéticos flexibles. Si los sistemas eléctricos van a depender cada vez más de las energías renovables éstas deberán aportar flexibilidad al sistema. La energía flexible es la que controla el consumidor en cada centro de consumo a través del autoconsumo con almacenamiento, la recarga del vehículo eléctrico y las aplicaciones inteligentes para gestionar la demanda en tiempo real. La AIE pide que la integración de las renovables sea “una parte central de los planes de estímulo”. Pero la integración de renovables en el urbanismo y el transporte desplaza el centro del sistema energético de las grandes empresas energéticas, centralizadas y verticales, al consumidor activo como verdadero dueño de la energía flexible. Es lo que plantean las directivas europeas.

El acuerdo del Consejo Europeo del mes de julio para lanzar el fondo Next Generation UE por 750.000 millones de euros, de los que un 37% se destinará al cumplimiento de los objetivos de energía y clima y un 20% a la transformación digital, ha puesto la rehabilitación energética de los edificios, el vehículo eléctrico y las energías renovables como actividades prioritarias.

Es urgente que la planificación energética cuente con objetivos de autoconsumo en tejados y pymes, de puntos de recarga de vehículos eléctricos, de comunidades de energías renovables, de agregadores de demanda, de almacenamiento local y de edificios de consumo de energía casi nulo; en definitiva, objetivos cuantificables de recursos energéticos distribuidos.

La combinación de renovables distribuidas con baterías de almacenamiento, aplicaciones inteligentes, carga del vehículo eléctrico y agregación son los principales recursos energéticos distribuidos que protagonizan hoy la innovación energética más importante en el mundo.

La credibilidad de la descarbonización en 2050

Alcanzar el objetivo 100% renovables y eliminar los combustibles fósiles en 2050 no será creíble si no va a acompañado de una iniciativa dirigida al autoconsumo con almacenamiento en los tejados a través de comunidades ciudadanas de energía y agregadores y convertir el parque inmobiliario en edificios de consumo de energía casi nulo con la carga inteligente en el edificio para extender la movilidad eléctrica. La inteligencia distribuida garantiza la capacidad de oferta y demanda flexible suficiente para optimizar los recursos energéticos distribuidos y mejorar la gestión de la red.

La regulación debe mirar más a la gestión de la demanda que a la oferta de generación. Si no, ¿cuándo se podrán beneficiar los consumidores de las ventajas del autoconsumo y de los contadores inteligentes o de la bajada de los precios de la energía por la mayor integración de energías renovables?